sábado, 3 de noviembre de 2012

El Caminante Peregrino V, de O Pedrouzo a Santiago de Compostela

Hoy, lunes 23 de abril 2012, con mucho entusiasmo, alegría y fuerza, luego de tomar un pequeño desayuno en la Cafetería Galaicos, comienzo a caminar, con lluvia para variar, desde O Pedrouzo, son las 9 a.m. y la temperatura a 8ºC.
Quien comenzó desde Roncesvalles, ha estado caminando casi un mes, la verdad es que los admiro, veo peregrinos caminando, muchos de ellos se le ve cansados, algunos con lesiones, pero eso si, todos contentos con animo y espíritu para llegar a la gran cita en la Catedral y abrazar al Apóstol Santiago, según la tradición y esperar la Misa del Peregrino a los que llegan antes del mediodía.
Salí de O Pedrouzo por un camino de tierra entre eucaliptos vía a la primera población San Antón, en donde pude observar algunos hórreos, continúa hasta el río Amenal en donde los robles y eucaliptos formando un bosque, camino en medio nos acompañaran hasta la aldea de Cimadevilla creando un espacio con sabor de un camino medieval que de pronto desaparece para encontrarnos con un largo ascenso que nos llevará hasta el final de la pista del aeropuerto de Lavacolla y la autovía que lo conecta, allí me encontré con una muchacha de nacionalidad China que estaba haciendo el camino y hablando con ella me dijo que trabajaba en una Empresa Española en Shangai y que desde que se enteró del Camino de Santiago meses atrás, se propuso que tenía que recorrerlo, aunque fuese una parte y hoy estaba logrando su cometido, me decía que estaba impresionada, que sin haberlo terminado, ya estaba pensando en hacerlo completo y que buscaría la oportunidad de poder tomarse un mes de vacaciones. También tuve la oportunidad ese día de terminar de recorrer el Camino en compañía de dos peregrinas norteamericanas que comenzaron el camino desde Astorga, eran personas mayores y habían viajado desde Portland, Oregón, USA. Almorzamos en San Paio y luego cruzamos el río Lavacolla, donde los peregrinos de la antigüedad, lavaban sus ropas y sus cuerpos, para presentarse lo mejor posible, ante la figura del Apóstol Santiago, de allí se inicia la última subida del Camina, la que nos llevará al Monte do Gozo, antesala a la ciudad de Santiago de Compostela y su Catedral.
Comenzamos el descenso para entrar a la Ciudad Santa, cruzando los barrios de San Lorenzo y Concheiros, en donde antiguamente habían puestos que vendían las vieras que acreditaban a los peregrinos que habían completado su peregrinación. Seguimos caminando hasta entrar a la ciudad amurallada, por la Puerta del Camino, todavía habría que recorrer casi una hora por el callejón de las ánimas, plaza de Cervantes, Vía Sacra, calle de Azabachería, plaza de Las Platerías y llegar a la Plaza del Obradoiro, en donde por fin vamos a encontrarnos con la majestuosa obra barroca que es la Catedral de Santiago. Fueron 19,9 kilómetros, aunque mi gps me indicó 24. La lluvia nos acompañó casi todo el tiempo pero era tanto los deseos de llegar y la emoción, que la ignorabas aunque si la sentías.
Aunque desde hace muchos años conocía la Catedral de Santiago, no es lo mismo verla como turista que sentirla como Peregrino, ese día sentí y la vi distinta, una sensación de como que tu formas parte de ella, el hecho de completar tu peregrinación te da un sentimiento de alegría, así como de haber podido cumplir con la meta propuesta, pero en verdad el sentimiento no se puede describir, hay que sentirlo y vivirlo.
Camisa regalo de Pancho
Luego me traslade a la Oficina del Peregrino a solicitar la Compostela, tomarme una foto con la franela que me había obsequiado Pancho, la cual debía ponerme al llegar a Santiago y entrar a la Catedral para darle gracias al Apóstol Santiago por haberme dado las fuerzas necesarias para completar el Camino y acompañarme en el trayecto junto con Mamaté.
Al día siguiente viaje en coche hasta Finisterre.




Llegada a Santiago de Compostela


Primer día en Villafranca del Bierzo





Ultreya, Peregrino hasta un próximo Camino.

FINISTERRE

 
He quedado en volver en un futuro cercano, a recorrerlo nuevamente en mas de una oportunidad, espero hacerlo en compañía de mis nietos, así como de cualquier persona que quiera acompañarnos, ya la semilla está sembrada en ellos, la cosecha vendrá en su oportunidad y cuando el Apóstol Santiago así lo quiera.